Imaginemos a alguien que desea tomarse unas vacaciones virtuales, recorriendo por ejemplo los sitios de las cruzadas, los más célebres lugares por sucesos de brujería o los escenarios de las películas más famosas. Con la adecuada página web, conseguiremos que el cliente salte "a la carta" de un lado a otro del mundo y sin esperas de aeropuerto, guías pesados que repiten siempre lo mismo ni hoteles con mosquitos y un montón de gastos adicionales. Cada cliente tendrá a su disposición los diferentes recorridos, con imágenes y cuanta información precisa para ampliar su conocimiento, todo por un precio módico. Trabajo de búsqueda y creación que por supuesto nos corresponde realizar y de cuyo coste nos resarciremos cobrando como una agencia más de viajes: en mano o por cómodos plazos. Un consejo: demos los contenidos en varios días, casi como en un viaje real; la sensación de vivirlo poco a poco lo hará más placentero. Y al final, un directorio para que puedan ampliar información.