Cuando éramos niños y recibíamos una carta a nuestro nombre no salíamos del asombro y la esperábamos y recibíamos con inusitado interés e ilusión. El negocio consiste en ofertarle a los padres el que sus hijos puedan recibir periódicamente, y por un módico precio, una carta personalizada en la que les escribiremos algún relato y pequeños consejos para mejorar su actitud y formación personal y ciudadana ante la vida. Contentamos a los padres, a la vez que habituamos a los niños a la lectura.