No es nuevo, pero parece que hay un renacer favorable para el consumo de ciertas especies de animales y surgen buenas expectativas para quien aborde la cría y comercialización de los caracoles con fines alimenticios. No requieren de especial infraestructura ni de grandes conocimientos y son apreciados en cualquier carta de restaurante, desde el más caro al más modesto. Incluso los particulares garantizarían su compra en condiciones elementales de garantía. Eso sí, busque los más grandes y sabrosos, los más apreciados en su género.