La razón de ser de los obsequios no es otra que recordar a ciertas personas que se les destina un trato preferencial en nuestras vidas. Y créame que en los momentos más señalados (bodas, cumpleaños, celebraciones varias, etc.) hay regalos que pasarán a ser recordados siempre y no precisamente por su elevado coste. Decenas, cientos de mariposas salen de una caja en el momento cumbre y revolotean con su precioso colorido entre todos los invitados que contemplan extasiados como se van perdiendo hacia el cielo. Es una suelta, como esas otras preciosas que se hacen con palomas o globos en las olimpiadas, pero a menor escala y para quienes se merecen ese día la felicitación. No se limite a particulares, cualquier fiesta, inauguración o evento que se precie guardará la instantánea de ese detalle inolvidable. Todas las cámaras de fotos, televisión y vídeo, perpetuarán el momento. ¿Suena bien, eh? Hay quienes han dejado de pensar en ello y se han puesto a la práctica en Estados Unidos, al parecer con pingües beneficios. Contradiga al refrán, demuestre que puede hacer de profeta en su tierra.