Si se sabe seguro porque es un buen conocedor, hágase con algunas parejas de aves exóticas de diferentes partes del mundo y críelas para su venta. No es necesario que se dedique exclusivamente a esas razas capaces de procrear a gran velocidad, apunte sobre todo a esos ejemplares exquisitos que poca gente pueda preciarse de tener. Con el tacto adecuado y la paciencia burocrática que caracteriza a estos intentos, ciertos países le permitirán hacerse con ejemplares limitados de gran belleza y con los que tendrá que llevar a cabo su experimento de adaptación al medio y cría, por lo que deberá crearles un hábitat lo más parecido al que disfrutaba en su país de origen. Si la intentona prospera vaya haciéndose con un cierto número de ejemplares y comience entonces a ofrecer su servicio, de forma que pueda hacer frente a una cierta demanda. Cuanto más difíciles de encontrar, más caros se vuelven. Darse a conocer como un verdadero especialista y tener una cola de clientes esperando por su ejemplar será como coser y cantar.