En el norte de Portugal, unas mujeres se han asociado para la confección de prendas tradicionales de la esfera doméstica, convirtiendo esta actividad en algo económicamente rentable, fuente de empleos duraderos y de una nueva forma de organización del trabajo. Apoyados por el programa europeo Leader, emplearon sus seis primeros meses en formarse en el área de costura, clases a las que asistían mujeres en paro. De esa forma crearon una red de abastecimiento de tejidos tradicionales, que moviliza a mujeres que trabajan todavía esta actividad en los pueblos. Se acompañan de un estudio sobre la región, acerca del valor de los bordados y productos de costura tradicionales. Comercializan a través de varios canales, procurando penetrar en cada nuevo nicho comercial, el último de ellos el de los desfiles de moda que organizan ellas mismas.