La originalidad del diseño hace posible que los objetos más insospechados puedan convertirse en ceniceros únicos. Una piedra cóncava, un vidrio, una pieza de metal, miles de objetos son susceptibles de alcanzar la categoría de objeto de diseño y lucirse mostrados en las mesas de oficinas, casas, restaurantes, comercios o tiendas de regalo. Decórelos con gusto y piense en ellos como objeto de decoración, pero siempre funcionales para que no se conviertan en un engorro. Hay pinturas, lacados y otros materiales especiales que le permiten muchas posibilidades. Estampe en ellos su firma de marca y con suerte se hará un nombre propio entre los diseñadores. Si lo ve factible puede usar el interior o la base para añadir sugerentes publicidades con las que asegurarse unos ingresos extra. No se complique, utilice los propios mercadillos como plataforma de lanzamiento.