Lo de que los críos imitan a los mayores es cada vez más realidad, aunque a quienes realmente quieren parecerse es a sus ídolos en torno a los veinte años. En su mimetismo adoran todo lo que ellos representan, y, sin embargo, pocos son los fabricantes que han apostado abiertamente por servirles su tipo de ropa y complementos. Si se atreve usted a ofrecérselos, le aseguro que tendrá la clientela más incondicional y fiel que pueda imaginarse. Y la más pertinaz, esa que se ha demostrado capaz de conseguir de sus padres lo que quieran bajo fórmula de no ser menos que otros que ya se han comprado esos pantalones, esas chaquetas, esas zapatillas de deporte, ese cinturón o esos mil complementos que nadie les ofrece todavía. No dude que se los pondrán sin el menor reparo, carecen de ese sentido que tenía usted para diferenciar lo que correspondía a los mayores y lo que era cosas de niños. Y en su caso, hablando de negocio, haga usted lo mismo y esconda sus pareceres. Money is money.