Son muchos los practicantes de estas disciplinas deportivas y cada vez más también sus estudiosos. Aúne en su tienda una remesa de todas las vestimentas y accesorios, así como una interesante oferta de libros y videos, tanto en lo referido a técnicas como a su peculiar filosofía y a la de corrientes de pensamiento y espiritualidad tan en boga como el taoísmo o el budismo zen. Si no dispone de su propio local, busque otro en una superficie grande, en este caso preferiblemente la trastienda de un gimnasio de artes marciales. Imparta además cursillos sobre estos conocimientos, con visitas periódicas de maestros invitados y sobre todo capaces de ofrecer una muestra práctica de sus habilidades. Exhibiciones que, por otra parte, servirán también de colofón a esos otros cursillos de defensa personal para mujeres y para adultos que también deberá organizar y que se convertirán en una indudable fuente de ingresos. En Estados Unidos se organizan grupos de hasta treinta mujeres simultáneamente que reciben clases de unos pocos días para garantía de su defensa personal. La necesidad de una actividad física de interés es algo que todo el mundo comprende, y la de estar preparado para evitar una agresión, cada vez más también.