Para determinar si una idea es una oportunidad de negocio debemos preguntarnos si realmente se trata de algo que necesita el comprador. En caso afirmativo, debemos conocer cuándo y con qué frecuencia lo necesita, así como si es necesario modificar la idea para adaptarla a las necesidades del mercado.
Ha de tratarse de una idea realista y viable, técnicamente y económicamente. Por último, su rentabilidad debe justificar los esfuerzos necesarios para su puesta en marcha.
Una idea original puede no ser una oportunidad de negocio si no aporta valores al cliente.