Los aumentos del período medio de cobro y/o reducciones en el período medio de pago, generan tensiones de tesorería cuya solución desde la perspectiva de las entidades financieras, pasa por instrumentar operaciones de financiación a corto plazo entre las que destacan:

1. La Cuenta de Crédito: se trata de un contrato mediante el cual una entidad financiera pone a disposición del cliente una cantidad de dinero fijada con un límite, durante un tiempo determinado –normalmente un año- y a un coste que vendrá determinado por el uso de la misma. Es el instrumento de financiación de circulante más utilizado por las empresas.


2. El Descuento Comercial: en esta operación la entidad financiera anticipa el importe de un efecto –letra, pagaré, certificaciones, recibos normalizados,…- que ha recibido la empresa como resultado de una venta o una prestación de un servicio. La entidad financiera anticipa normalmente el nominal del efecto restando el cobro de intereses y comisiones correspondientes. El riesgo de impago es asumido en primera instancia por la empresa que ha cedido el efecto.


3. El Factoring: en esta operación, la entidad financiera compra facturas emitidas a favor de la empresa abonando el principal de las mismas y detrayendo un porcentaje que se corresponde con el coste de la operación. Es la entidad financiera quien se encarga de gestionar a su vencimiento el cobro de la misma y, en caso de contratarse la modalidad sin recurso, asume la totalidad del riesgo de impago.