El Boletín Insular de la Cámara apunta a una progresiva recuperación en la segunda mitad del año si la evolución sanitaria lo permite y se aplican las medidas adecuadas

 

La crisis económica provocada por la epidemia del coronavirus paró en seco la evolución de la economía tinerfeña durante el primer trimestre del año. El efecto que, en tan solo quince días, causaron las restricciones de actividad asociadas al estado de alarma -que se declaró el 14 de marzo- se refleja en el desplome de indicadores como la inversión y el empleo, según destaca el Boletín Insular relativo a los primeros tres meses de 2020 y elaborado por la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife con el apoyo del Cabildo de Tenerife. Hasta ese momento, los datos apuntaban a una estabilización del crecimiento en el contexto de una desaceleración económica que duraba ya dos años.

El estudio recoge un retroceso generalizado en el conjunto de sectores productivos de la isla, aunque es especialmente acusado en algunas ramas de servicios, como la hostelería, los transportes, el comercio minorista y la construcción. La industria y el sector primario también experimentaron caídas de actividad y empleo en el primer trimestre, pero de menor intensidad.

El impacto de la crisis en el mercado de trabajo ha sido de una dureza inédita, si se tiene en cuenta que el periodo analizado incluye apenas dos semanas del tiempo en el que el país estuvo bajo el estado de alarma. El número de ocupados en Tenerife descendió en el primer trimestre un 1,4% anual, con 5.750 empleos menos que un año antes. De esta manera, la cifra de personas con trabajo se situó en 395.240. Mientras, el volumen de desempleados creció un 6,4% respecto al mismo periodo de 2019, lo que supuso 5.820 parados más. Así, el número de desempleados de la isla ascendió a 97.300, según la Encuesta de Población Activa (EPA), un nivel que no se alcanzaba desde 2017. Al mismo tiempo, la tasa de paro aumentó un 1,2% en relación al año anterior, situándose en el 19,8%.

Aunque la isla ya venía registrando una moderada disminución de la inversión a raíz del proceso de desaceleración, la crisis sanitaria ha hundido cualquier previsión, con retrocesos impensables en el tejido productivo y en la confianza de las empresas. Un indicador que permite hacerse una idea del desplome es la evolución del número de empresas inscritas a la Seguridad Social con algún trabajador a su cargo. En el segundo semestre de 2019 se comenzaron a apreciar algunos retrocesos, pero la paralización de la actividad derivada de la epidemia ha hundido el volumen de negocios en un 9,6% en los primeros tres meses de este año. Tenerife contabilizaba al finalizar el primer trimestre un total de 25.194 empresas inscritas a la Seguridad Social, 2.687 menos que las que había en marzo de 2019. De forma paralela a la mengua del tejido empresarial se produjo una profunda caída de la confianza empresarial (un 29,8%) y una bajada del 43,7%, la primera tras tres trimestres de ascenso, en la matriculación de vehículos industriales, otros dos indicadores con los que se mide la actividad inversora.

La pérdida total de conectividad tras la declaración del estado de alarma explica el abrupto descenso de la cifra de turistas, tanto extranjeros y nacionales. En el primer trimestre del año llegaron a Tenerife 1.249.723 visitantes, un 16,6% menos que los que habían entrado en los últimos tres meses de 2019 y un 22,7% por debajo de los registrados un año antes. Pese a ser significativas, las caídas fueron de menor magnitud que las que presentó el Archipiélago en su conjunto para los mismos periodos (un -22% y un -25,3%, respectivamente).

Los destructivos efectos económicos de la crisis sanitaria sorprendieron al sector comercial tinerfeño en un momento en que mostraba signos positivos. De hecho, si no hubiera sido por la paralización de la actividad y los movimientos la demanda interna habría experimentado buenos registros en el trimestre, ya que las ventas fueron estables en el mes de enero e incluso repuntaron algo en febrero respecto al mismo periodo de 2019.

La Cámara de Comercio advierte de la dificultad de hacer previsiones sobre la futura evolución de la crisis debido al elevado grado de incertidumbre que aún rodea a esta situación. Sin embargo, apunta a un segundo trimestre del año todavía muy difícil y a una paulatina recuperación durante el tercero y el cuarto, a medida que se vaya restaurando la conectividad y siempre que la crisis sanitaria lo permita y “se pongan los medios para impulsar la economía”, advierte el presidente de la entidad, Santiago Sesé, quien destaca la importancia de proteger el tejido productivo para mantener el empleo y evitar que se agudice el impacto social de la crisis. “Garantizar la supervivencia de las empresas es un requisito esencial para conservar los puestos de trabajo y asegurar el mantenimiento de los servicios esenciales”, señaló Sesé.

Por su parte, el presidente del Cabildo de Tenerife, Pedro Martín, recordó que la institución insular ha puesto en marcha un plan de choque, derivado de un pacto para la activación social y económica de Tenerife, dotado con 150 millones de euros, que “contiene medidas sociales y económicas inmediatas para atender a la población más vulnerable y en situación de emergencia social e iniciativas para contribuir al mantenimiento del empleo y de la actividad de las empresas de la isla”. Además, el Cabildo ha diseñado un plan para la reactivación turística por importe de 23 millones de euros, sustentado en la sostenibilidad y la digitalización del sector, una iniciativa que cuenta con el aval de la Universidad de La Laguna, del Gobierno central, a través de la Sociedad para la Gestión de la Innovación y las Tecnologías Turísticas (SEGITTUR), y del Instituto de Turismo Responsable.