Los datos del boletín sectorial de la Cámara de Santa Cruz de Tenerife revelan el impacto del Covid sobre el tejido comercial, que termina con una caída promedio anual de las ventas en el segundo trimestre del año del 26,7%. La entidad reclama medidas que permitan sobrevivir a las empresas a la práctica desaparición de la demanda de los turistas y al previsible deterioro de la capacidad adquisitiva de los residentes. Dejar caer al sector tendría unos efectos sociales y económicos incuantificables, advierte el presidente cameral, Santiago Sesé. El paro en el comercio canario aumenta en 9.674 y las afiliaciones a la Seguridad Social descienden en 9.890 respecto al cierre del segundo trimestre de 2019

El comercio canario está sintiendo con fuerza el golpe que ha supuesto la crisis económica derivada de la pandemia de Covid-19. El segundo trimestre del año finalizó con 1.231 empresas menos dedicadas a la actividad comercial que en el mismo periodo de 2019, lo que confirma al sector como “uno de los grandes damnificados” de esta situación, advierte el presidente de la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife, Santiago Sesé.

El último boletín sectorial de coyuntura elaborado por el Servicio de Estudios de la entidad cameral con el patrocinio de Cajasiete, relativo al periodo comprendido entre abril y junio de 2020, refleja el declive en que ha entrado el comercio de las Islas tras la irrupción de la epidemia: un descenso anual del 8,3% en la cifra de negocios inscritos en la Seguridad Social, una caída del 26,7% en las ventas y un retroceso del 5% en el índice de ocupación y un cierre de trimestre con 9.890 afiliados menos y 9.674 parados más en las oficinas de empleo que hace un año. Como dato positivo, la confianza de los empresarios mejora un 5,7%, aunque siguen predominando las perspectivas desfavorables.

“El comercio es el sector con mayor volumen de empresas y empleo en Canarias. Dejarlo caer tendría un impacto económico y social incuantificable”, alerta Santiago Sesé. El presidente de la Cámara reclama la adopción de medidas de apoyo que contribuyan a la “supervivencia” de los negocios, que si bien en junio -coincidiendo con la finalización el estado de alarma, la reanudación del transporte aéreo y el levantamiento de las restricciones sobre la economía- ha mostrado algunos signos de mejora, se enfrenta a “un futuro incierto”, afirma. “La pérdida del importante mercado que aporta el turismo ha dejado en situación crítica al tejido comercial, en especial al situado en las zonas más turísticas, pero tampoco podemos confiar en que la demanda de los residentes se mantenga si lo que espera en el horizonte es un incremento de las cifras de paro y un desplome de la capacidad adquisitiva y del consumo”, apunta el dirigente cameral. En el caso concreto del comercio más vinculado a la llegada de visitantes, Sesé cree “urgente” la prolongación de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) por causa de fuerza mayor más allá del 30 de septiembre. “Sin turismo, estos establecimientos ven comprometida su continuidad”, subraya.

El informe de la Cámara de Comercio tinerfeña cifra en 13.671 las empresas comerciales -incluidas las de reparación de vehículos- que operaban en el Archipiélago al cierre del mes de junio, según la estadística elaborada por el Instituto Canario de Estadística (Istac) a partir de los datos del Ministerio de Trabajo, que recogen la información relativa a las firmas con trabajadores dados de alta en el Régimen General de la Seguridad Social. Este número representa un descenso anual del 8,3%, 1.231 empresas menos que en junio de 2019, motivado principalmente por la caída de los comercios minoristas (-874), ya que tanto los mayoristas como las empresas de venta y reparación de vehículos de motor retrocedieron en menor medida (-194 y -163 empresas, respectivamente).

Como era previsible, en el trimestre de primavera se acentuaron los resultados negativos del Índice de Comercio al por Menor (ICM) a precios constantes, que mide las ventas comerciales minoristas.

Los establecimientos de la región vendieron un 26,7% menos que en el mismo periodo del año pasado. La fuerte caída experimentada por el índice en abril (-39,9%) explica la mayor parte de este dato, puesto que los descensos de mayo y junio, aunque muy importantes, fueron menores que el registrado en el primer mes completo de confinamiento (-28,1% y -11,9%, respectivamente). El promedio trimestral del ICM también disminuyó en el ámbito nacional, aunque a una tasa inferior a la canaria (-18%), lo que constata que la afección de la crisis sobre el sector comercial isleño ha sido más dura que la del conjunto del país.

En cuanto al comportamiento del empleo, el Índice de Ocupación del Comercio Minorista, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), muestra un deterioro del volumen de puestos de trabajo del -5% en el segundo trimestre en relación con los mismos meses de 2019. El total nacional presenta también una variación negativa en el mismo periodo, pero de nuevo más suave que la de Canarias (-3,3%).

El promedio de afiliados a la Seguridad Social en la rama de actividad comercial entre abril y junio registró una caída del 5,8% sobre la cifra del año anterior. A 30 de junio, el número de afiliaciones del comercio en las Islas alcanzó las 148.984, un dato que supone 9.890 afiliados menos que en el mismo periodo de 2019. La afiliación promedio del trimestre también disminuyó en el conjunto de España, pero a una tasa inferior a la canaria (-4%).

El número de parados inscritos en las oficinas de empleo durante el segundo trimestre del año confirma y a la vez intensifica el cambio de tendencia que se produjo en el arranque del ejercicio, con un aumento medio del 24,9%. La cifra de desempleados al finalizar junio ascendía a 43.277, un dato superior en 9.674 personas al contabilizado hace un año. En el conjunto del país el paro comercial alcanzaba la cifra de 534.693 al terminar el segundo trimestre, con 107.717 desempleados más que en el mismo periodo de 2019. Este resultado significa un incremento del promedio trimestral del 22,2% respecto a la primavera de 2019.

 El arranque de la desescalada mejora de la confianza empresarial

El Indicador de Confianza Empresarial (ICE), por su parte, apunta a una ligera mejoría, lógica si se tiene en cuenta que la encuesta anterior se llevó a cabo cuando comenzaba el confinamiento y el cierre de negocios decretado por el estado de alarma, vigente en España desde el 14 de marzo. Así, la confianza de los responsables de empresas comerciales se elevó un 5,7%. Cara a la campaña de verano se produce un aumento tanto de las respuestas favorables (12%) como, principalmente, de las que prevén estabilidad (27%). No obstante, continúan predominando las respuestas desfavorables, pero se moderan considerablemente las expectativas negativas del sector. La confianza de los empresarios, con todo, depende en estos momentos de la propia evolución de la situación sanitaria.