Santigo Sesé, insiste en la importancia de afrontar ya una gran reforma estructural del sector público que abarque a todas las administraciones (regional, insulares y locales) para que estas se conviertan en dinamizadoras de la inversión en las islas.

 

Los datos que arroja el último Boletín de Coyuntura del sector de la construcción elaborado por el Servicio de Estudios de la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife muestran, en líneas generales, un mantenimiento de la actividad y del empleo del sector durante el pasado año.

Una estabilidad que se valora positivamente desde la institución cameral, si se tienen en cuenta los retrocesos que han experimentado otras ramas de la economía más afectadas por las restricciones sanitarias y por la caída de la demanda, pero que podía haber sido de significativo crecimiento si las trabas administrativas no hubiesen sido un hándicap para favorecer la inversión privada, sobre todo en rehabilitación, o para acelerar la inversión pública.

Por este motivo, el presidente de la institución cameral, Santigo Sesé, insiste en la importancia de afrontar ya una gran reforma estructural del sector público que abarque a todas las administraciones (regional, insulares y locales) para que estas se conviertan en dinamizadoras de la inversión en las islas en un momento económico en el que nos jugamos todo y en el que tenemos que estar preparados para afrontar los grandes retos que tendremos en los próximos años.

La Administración -afirma Sesé- debe ser un aliado y un facilitador en el desarrollo económico y la creación de empleo, y no un obstáculo, y es este último papel el que está desempeñando actualmente”. Por eso propone, además de reforzar los departamentos de la administración más necesitados de medios y recursos humanos para sacar el trabajo pendiente, fórmulas de colaboración público- privadas que aceleren la tramitación de los expedientes.
Informe trimestral
Los presupuestos de los contratos de obra de las distintas Administraciones Públicas licitados en el cuarto trimestre registran un aumento del 100% respecto al mismo período de 2019 y el total del año 2020 muestra un empeoramiento anual de la licitación oficial del 8,3%, motivado por las variaciones anuales a la baja tanto en el apartado de edificación (-11,4%) como en el de obra civil (-7,1%).

Según la tipología de la obra, las de edificación aumentan sus presupuestos en el cuarto trimestre (11,1%) y registran un 26% más que lo presupuestado en el mismo período de 2019. Por lo que se refiere a las obras de ingeniería civil, experimentan una variación positiva respecto al tercer trimestre (53,7%) y, especialmente, en su comparativa con el mismo trimestre de 2019 (171,1%).

El ámbito de la obra privada, los indicadores reflejan, mayoritariamente, comportamientos negativos. Los visados de dirección de obra tramitados durante los meses de octubre a diciembre fueron un 1,8% inferiores a los del mismo período del año anterior y las certificaciones fin de obra registraron un descenso anual del 45,6% en el mismo período, al igual que su valor de liquidación, que fue un 51,3% inferior al de hace un año. Por su parte, la venta de cemento en el cuarto trimestre muestra un incremento anual del 14,9%.

En línea con la actividad, la afiliación a la Seguridad Social en el promedio del trimestre desciende un 1,8% interanual y un 0,3% respecto al trimestre anterior. Diciembre finaliza con 50.984 afiliados, 425 menos que en 2019 (-0,8%). Por su parte el paro registrado aportada por el SEPE, revela un incremento interanual del 18,6% en el promedio del trimestre. Los 25.382 parados registrados a finales de diciembre suponen un aumento anual del 18,1% (3.888 parados más).

Atendiendo a los indicadores cualitativos cabría destacar que el sector de la construcción consiguió mejorar su nivel de confianza en enero con una variación del índice del 2,3%. A pesar de ello, las expectativas empeoran respecto a los resultados alcanzados durante los últimos meses del año con un descenso de las respuestas favorables que pasan del 9% al 7%, un descenso en el porcentaje de empresarios que prevé estabilidad (pasan del 47% al 43%) y un aumento de las respuestas desfavorables que pasan de ser el 43% en el cuarto trimestre de 2020 a un 50% de cara a las expectativas para el primero de 2021.