Financiación Interna

Cualquier activo fijo, bien material o inmaterial, que pasa a formar parte de la estructura de la actividad de una sociedad sufre como consecuencia del paso del tiempo, una depreciación o pérdida de valor. Esta pérdida de valor se puede producir por dos motivos:

  1. El bien se deteriora por su uso
  2. El bien sufre una obsolescencia tecnológica como consecuencia de la aparición de nuevos equipos o procedimientos que dejan obsoleto nuestro activo.

Esta pérdida de valor de los activos que componen el inmovilizado de la empresa se plasma contablemente y fiscalmente aplicando una serie de ajustes en su valor, las denominadas amortizaciones.

Estas amortizaciones aminoran la base imponible del Impuesto de Sociedades o de Estimación Directa del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas produciendo un importante ahorro fiscal. Es, en el momento que se incorpora el activo al patrimonio de la empresa, cuando debemos decidir el sistema de amortización que vamos a utilizar, ya que se debe tener especial cuidado en su elección ya que los mismos proporcionan cuotas de amortización y ,por tanto, ahorros fiscales.

Sistemas de amortización

Al total de los años de vida útil del bien tenemos que asignarle un porcentaje del valor amortizable. Para calcular que cantidad asignamos a cada año se pueden utilizar distintos métodos, según el proceso de amortización que se quiera obtener:

Método lineal o de cuotas fijas

Este método consiste en amortizar cada año de vida útil la misma cantidad. Este sistema tiene la ventaja de ser muy sencillo, aunque supone que el bien se usa con la misma intensidad siempre.

Método de amortización funcional

Este método calcula la amortización en proporción a la intensidad del funcionamiento del bien (horas de funcionamiento, para el caso de máquinas, distancia recorrida para elementos de transporte, etc.)