Si fue usted de los que alguna vez se planteó entrar a comercializar bonsáis en su país, atraído por ese grupo de personas que se hicieron millonarios de la noche a la mañana con esta actividad (importándolos para venderlos a floristerías y particulares), puede que aún tenga una oportunidad. Lo que en su tiempo fue una moda en Europa, ahora se ha convertido en un boom en Latinoamérica, con Chile como primer país demandante. El arte oriental se impone y los bonsáis se abren paso con gran facilidad. Así pues, hágase con un buen proveedor, una buena red de transporte e inaugure su cartera de clientes en el continente hispano. Ojo, porque son delicados de transportar. No estaría de más, si le gusta, ir plantando algunos si conoce las técnicas. Al cabo de los años son como los crianzas, cuanto más envejecen más ganan en calidad y en precio.