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Acometer un proceso de expansión en franquicia presenta dos fases perfectamente diferenciadas y definidas; por un lado, la realización de un proyecto de franquicia que se concrete en la definición de estrategias conceptuales, relacionales y expansivas, así como en la configuración de la central franquiciadora y en la disponibilidad de la documentación pertinente, y por otro, el proceso de expansión, esto es, la materialización de las estrategias definidas mediante la captación e integración de empresarios franquiciados.

Ambas etapas incluyen una serie de procesos intermedios, de cuya correcta ejecución dependerá el éxito final del proceso de expansión.

De esta forma, resulta fundamental que la futura franquicia se dote, desde un primer momento, de personal interno altamente cualificado, y con experiencia suficiente en esta fórmula de crecimiento estratégico, que pueda organizar la totalidad del proceso, o bien, que contrate los servicios de una consultora externa especializada en franquicias.

Proyecto de franquicia

El proyecto de franquicia deberá abordar, necesariamente, los aspectos que de forma esquemática se plantean a continuación:

Definición del modelo de negocio

La definición del modelo de negocio supone la delimitación conceptual del negocio que se va a franquiciar. Debe preverse, estudiarse y analizarse cualquier aspecto relacionado con el mismo, desde las características del local y la oferta de productos y servicios, hasta la delimitación de las normas de identidad visual y el análisis financiero del modelo, entre otros.

Definición del sistema de franquicia

Implica la planificación de la central franquiciadora abordándose aspectos como la definición del proceso de reclutamiento de franquiciados, el organigrama de la central y los sistemas de control y transmisión de experiencias.

Plan de expansión

Supone la planificación estratégica del posterior proceso de expansión. Se abordarán, entre otros aspectos, las zonas de implantación prioritarias, las exclusividades y zonas de influencia, los objetivos de aperturas y las acciones de comunicación oportunas para alcanzar los objetivos prefijados.

Bases jurídicas de la franquicia

Deberán elaborarse, como mínimo, tres tipos de documentos de carácter informativo y contractual.

  1. Dossier informativo del proyecto; a modo de business plan incluirá todos los aspectos informativos del proyecto de franquicia establecidos en el Real Decreto 2485/1998, de 13 de noviembre, por el que se desarrolla el artículo 62 de la Ley 7/1996 de Ordenación del Comercio Minorista y crea el registro de Franquiciadores, en materia de información al futuro franquiciado. Este dossier podrá verse complementado con otro tipo de soportes de información: páginas web, folletos, materiales para presentaciones, dossieres especiales (para proveedores, centros comerciales, ...), etc.
  2. Precontrato o acuerdo de opción de compra de franquicia ; permite dinamizar el crecimiento de la red y contrastar la calidad del perfil del franquiciado, del mercado de implantación y del local en el que se desarrollará la actividad. La relación precontractual fomentará la cooperación entre franquiciador y futuro franquiciado de cara al cierre de la operación e inicio de las acciones precisos para la apertura del negocio.
  3. Contrato de franquicia; regulará la relación entre franquicador y franquiciado durante la vigencia del contrato y deberá adaptarse, en todo caso, a la legislación comunitaria y nacional en materia de franquicia, y al Código Deontológico Europeo de Franquicia aplicable en España.

Manuales operativos

Los manuales operativos recogen por escrito el saber hacer del franquiciador y los aspectos puntuales que concretan la relación de franquicia que se propone al franquiciado. Abordarán, por tanto, todos los temas relacionados con la operativa e imagen corporativa del negocio y las directrices del propio sistema asociativo de franquicia.

Los manuales contribuyen a homogeneizar, para toda la red franquiciada, los siguientes aspectos:

  • Oferta comercial.
  • Marketing y políticas de venta.
  • Aprovisionamientos.
  • Sistemas administrativos y de gestión.
  • Imagen corporativa.
  • Locales de negocio.
  • Operaciones y procedimientos internos.
  • Etc.

Seguimiento de unidades piloto

La operatividad de los manuales deberá no obstante ser contrastada por el franquiciador durante un cierto periodo de tiempo en los establecimientos piloto de la franquicia con el fin de garantizar que en los mismos se plasman las técnicas y procesos necesarios para el correcto funcionamiento del negocio y la consecución de ciertos parámetros de rentabilidad.

Así mismo, los manuales deberán ser objeto de actualizaciones permanentes en las que se incorporarán las innovaciones o experiencias derivadas de la gestión diaria de los establecimientos de la red y las nuevas propuestas realizadas por el franquiciador de acuerdo a sus acciones de investigación de mercados.

Expansión en franquicia

Una vez definido el proyecto estratégico de negocio y franquicia y verificados los resultados de explotación de pilotos, la central franquiciadora puede comenzar la etapa de expansión en la que se aborda la creación, desarrollo, organización, explotación y control de la cadena.

En esta fase, aunque básicamente se lleva a cabo la ejecución de la planificación diseñada en la etapa anterior, deben desarrollarse una serie de actuaciones por parte de la central franquiciadora:

  • Contrastar la eficacia de los planes de comunicación diseñados y adoptar medidas correctoras, en caso de que fuesen necesarias.
  • Realizar presentaciones del concepto de franquicia.
  • Analizar financieramente, de forma particularizada, cada concesión.
  • Adecuar los documentos contractuales a los acuerdos alcanzados en los procesos de negociación con los candidatos.
  • Colaborar en la búsqueda de locales adecuados.
  • Revisar y actualizar permanentemente la documentación y manuales operativos de la franquicia.
  • Testar la eficacia de las medidas de control diseñadas y de los canales abiertos para la transmisión de experiencias.

En general, se trata de acciones que potencien la expansión de la cadena en las mejores condiciones cualitativas, mejoren los sistemas y procesos predefinidos, verifiquen su grado de eficacia y actualicen de forma permanente el modelo de negocio.

Ventajas

Mayor velocidad de crecimiento

Permite alcanzar un mayor volumen de negocio sin grandes inversiones, pues es el franquiciado y no el franquiciador quien realiza la Inversión. De esta forma, posibilita a empresas con recursos financieros limitados, aumentar su velocidad de crecimiento sin que afecte al endeudamiento de la firma y alcanzar así, el tamaño óptimo antes. Esto es especialmente importante en negocios que necesitan conseguir un volumen para acceder a ventajas de escala: mayores series de fabricación, campañas de publicidad, logística, etc.

Menor plantilla y más especializada

Por una parte, el personal de los establecimientos franquiciados es ajeno, con lo que se reduce el riesgo de indemnizaciones y despidos para la empresa. Y por otra, las necesidades de supervisión y control también disminuyen, pues es el propio franquiciado quien supervisa a sus trabajadores. De esta manera, las empresas franquiciadoras suelen tener plantillas reducidas, especializadas en áreas clave de la compañía como el marketing, investigación, diseño, etc., en lugar de tener trabajadores en puestos de administración o control que generan mucho menos valor.

Acceder directamente al cliente final

La franquicia ha permitido a los fabricantes distribuir su producto directamente sin pasar por intermediarios, con el consiguiente ahorro de costes que esto supone y la mejora de la eficacia en la distribución. Pero además, (y quizás más importante que el ahorro en costes), posibilita estar directamente en contacto con el cliente final, conocer mejor sus necesidades y reaccionar más rápidamente a los cambios en las tendencias. Este acceso directo al consumidor permite utilizar técnicas de marketing más especializadas como las promociones, fidelización de clientes, marketing directo, etc.

Trabajadores motivados

Una de las ventajas claras de la franquicia es que ha propiciado la incorporación al negocio de personas altamente motivadas. Además de dedicarle muchas horas de trabajo, simplificará mucho el control de la gestión pues será el franquiciado el primer interesado en evitar el derroche y en mejorar la eficiencia.

Inconvenientes

Menores beneficios potenciales por tienda abierta

Franquiciar un establecimiento supone compartir el margen comercial con el franquiciado. Por lo tanto, el beneficio potencial de una tienda franquiciada será menor que una tienda propia. Normalmente esta menor rentabilidad por unidad se verá compensada con creces con el mayor número de establecimientos que se pueden abrir con la misma inversión.

Menor margen de maniobra

Un franquiciado es un empresario independiente. Si bien existe un cierto grado de control, la mayoría de los cambios deben hacerse teniendo en cuenta esta relación de independencia. Para evitar este problema el franquiciador deberá tener un talante dialogante y convencer más que imponer soluciones que busquen el mutuo beneficio. Si bien, a la vez, deberá dotarse de herramientas contractuales y organizativas que le permitan tener el control y un margen de maniobra suficiente.

Riesgo de mala gestión

Una mala gestión del punto de venta puede suponer además de una pérdida de beneficio, un riesgo para la imagen de marca y para la franquicia. La razón para ello suele ser una mala selección de los franquiciados que a posteriori se muestren incapaces de gestionar correctamente el negocio, o bien una insatisfacción de la red de franquiciados respecto a la relación que tienen con el franquiciador. Se puede estar formando a un futuro competidor Algunos franquiciados, después de conocer los secretos del negocio, pueden estar tentados a montarlo por su cuenta y, de esta forma, ahorrarse pagar los cánones y royalties que establece el contrato. Esto suele pasar cuando el franquiciado no está satisfecho con la relación de franquicias, bien porque no obtiene la rentabilidad esperada, o bien porque siente que lo que le aporta el franquiciador no se corresponde con lo que le paga.

La actividad comercial en régimen de franquicia es aquella por la que una empresa, denominada franquiciadora, cede a otra, denominada franquiciada, el derecho a la explotación de un sistema propio de comercialización de productos o servicios, a cambio de una contraprestación financiera directa o indirecta. La normativa de aplicación crea el Registro de franquiciadores, a efectos de información y publicidad, con carácter público y naturaleza administrativa.

¿Quién debe inscribirse en el Registro de franquiciadores?

Las personas físicas o jurídicas que pretendan desarrollar en España esta actividad cuando vayan a ejercerla en más de una comunidad autónoma. La inscripción debe tener carácter previo al inicio de la actividad. Las solicitudes de inscripción en el Registro de franquiciadores se presentarán ante el órgano competente de la comunidad autónoma donde tenga su domicilio la empresa o bien directamente ante el registro, en el caso en que la comunidad autónoma correspondiente no establezca la necesidad de comunicación previa a la misma, pudiendo hacerse a través de cualesquiera de los lugares que enumera la Ley de Procedimiento Administrativo Común. En el caso de franquiciadores que no tengan su domicilio en España podrán solicitarlo directamente en el registro central, debiendo presentar original y copia traducida de la documentación.

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